Exploradores,
conquistadores y nómadas.
Como las
multinacionales foráneas, las españolas llevan varias décadas respondiendo a la
globalización de la economía diversificando el talento de sus plantillas y
llevando a otros países a sus mejores profesionales para acometer la expansión
internacional. Pero las políticas de expatriación de sus empleados cambian con
el signo de los tiempos. Y la crisis ha impactado en ellas.
Del
estudio anual realizado por IESE Business School y Eres Recolocation este año
(La batalla por el talento) se desprenden otros cambios en las estrategias de expatriación
de las multinacionales españolas: baja de forma importante el número de
expatriados que viajan con sus familias (parejas y/o hijos) y crece con fuerza
el envío de hombres solteros, especialmente de entre 20 y 29 años, que sube un
4%. Las mujeres siguen en torno al 20% del total.
Los
destinos también han variado, sobre todo ha crecido de manera notable la
dispersión. Estados Unidos, China y Reino Unido, los principales países para
las asignaciones internacionales de las grandes corporaciones españolas,
concentraban el 77% de ellas en 2012 y el pasado año ya eran el 44% del total.
Surgen países que antes no eran relevantes como Malasia, Indonesia, Argentina,
Kazajistán y Colombia.
Y, sobre
todo, se extiende la figura del nómada global, como se ha bautizado en el mundo
al profesional joven cuyo estilo de vida es la movilidad internacional y para
el que hay que desplegar estrategias de expatriación más flexibles y métodos de
retención específicos porque el principal riesgo de este perfil para las empresas
es su alta rotación. Si en su día los expatriados explorador y conquistador
(quienes abren el mercado para la empresa y quienes lo hacen crecer) eran los
pujantes, hoy lo más in es tener nómadas en el extranjero.
Cuando Mark Zuckerberg apretó el botón en la salida a Bolsa de Facebook,
Javier estaba a su lado como miembro de su reducido equipo de confianza; 1.200
banqueros de Citi en Europa, África y Oriente Próximo reportan a Manuel en su
despacho londinense; Nacho dirige el negocio de Olympus en América y bajo su
mando tiene a 5.000 trabajadores; Belén es la máxima ejecutiva de la división
biofarmacéutica del gigante alemán Merck; Juvencio es la persona elegida por
Ikea para crecer en India; Bernardo se ha hecho con un nombre en Silicon Valley
y lleva las riendas de Flickr; mientras que Juan Ramón dirige Zoetis, la mayor
compañía del mundo de salud animal. Los apellidos de estos ejecutivos no son
tan conocidos para el gran público como los de Alierta, Botín, Isla o Brufau,
pero se trata de profesionales de éxito con puestos de altísima responsabilidad
en multinacionales extranjeras. Son solo la punta del iceberg de una tendencia
que se ha acelerado en los últimos años: la exportación española de talento
directivo.
“Siempre que hacemos una búsqueda nos piden que incluyamos a candidatos
españoles. No creo que se trate de una fuga, sino de una situación normal en un
mundo globalizado”, explica Carlos Alemany, responsable de la firma de
cazatalentos Alemany & Partners. “La marcha de directivos se debe a un
doble motivo. Por un lado, a su buena prensa. En el pasado, los pocos
profesionales que emigraron tuvieron mucho éxito y llegaron a puestos de gran
responsabilidad. Por otra parte, es una vocación obligada: el mercado español
se ha quedado pequeño para muchos; fuera les ofrecen mimbres para crecer y
aquí, debido a la crisis, se tienen que limitar a gestionar unos recursos
escasos”, añade Alemany.
Como si de una mancha de aceite se tratase la presencia de los directivos
españoles en el exterior se extiende cada vez a más sectores —hay ejecutivos en
banca, finanzas, auditoría, distribución, textil, alimentación, motor,
tecnología, industria, consumo, siderurgia, materias primas...— y, desde un
punto de vista geográfico, ya ocupan despachos en los cinco continentes. “Cada
vez hay mayor formación internacional y más ambición. La gente, por ejemplo,
entiende que sin saber inglés no se puede ir por el mundo. La crisis, además,
ha agudizado este proceso”, dice Nacho Abia —cuando llegó a EE UU dejó de ser
Ignacio porque era más difícil de pronunciar—, presidente para toda América de
la japonesa Olympus.
La internacionalización de las compañías españolas ha sido un buen campo de
pruebas para los directivos locales a la hora de presentar su candidatura a
puestos en el exterior. Esta experiencia les ha enseñado a gestionar en muchos
contextos distintos y a dirigir equipos más grandes. Además, cuentan con una
sólida formación; muchos han pasado por las aulas de las principales escuelas
de negocios españolas, con gran prestigio en el extranjero. A esos ingredientes
hay que añadirles las dosis necesarias de suerte y, sobre todo, una gran
capacidad de trabajo.
Belén Garijo, por ejemplo, comenzó su trayectoria como médico en el
hospital de La Paz (Madrid) y lleva 25 años en la industria farmacéutica. Ha
pasado por Abbot, Rhone Poulenc y Sanofi-Aventis antes de ser nombrada
presidenta y consejera delegada de Merck Serono. Ha vivido en 15 países y
ahora, desde su despacho en Fráncfort, sigue dando prioridad a “generar valor y
asegurar el negocio largo plazo”. Otro caso de trotamundos es Luis Bach, cuya
carrera en el exterior se remonta 22 años atrás. Bach es consejero delegado de
Orangina Schweppes y tiene despacho en tres países: Japón, donde está la sede
del grupo; Holanda, y España. Se considera “emprendedor y aventurero”, como
cree que son los directivos españoles que han desarrollado su trayectoria
profesional a escala internacional. En su opinión, coraje y saber rodearse de
personal de calidad, “sin tener miedo a que la gente sea mejor que tú”, son las
claves del éxito de este ejecutivo con 3.000 personas a su cargo.
En algunos casos los directivos españoles han tenido que enfrentarse a
pruebas complicadas, como es la salida a Bolsa de la compañía para la que
trabajan. Juan Ramón Alaix pilotó en 2012 el estreno en el parqué de Zoetis, la
filial de salud animal de Pfizer. Con tres décadas de experiencia en la
industria farmacéutica, Alaix cree que el paso más difícil para un directivo es
su primera salida fuera, informa Sandro Pozzi. “Cuando uno deja su país y se da
cuenta de que es capaz de sobrevivir en ambientes diferentes y culturas
distintas, y que esas diferencias son menos importantes de lo que uno puede
pensar, las siguientes veces que se tiene que hacer la maleta resulta menos
complicado”, explica.
Las dotes de mando de los españoles también son apreciadas por las
multinacionales para abrir nuevos mercados. Juvencio Maeztu ha recibido el
encargo de Ikea de echar raíces en India. Parte desde cero y debe afrontar una
inversión de 2.000 millones de euros, ya que la compañía sueca quiere abrir 25
centros de venta en 10 años. “India es la niña bonita de Ikea”, asegura.
Gaditano de origen, Maeztu cree que las compañías extranjeras valoran el
carácter optimista del español, además de su apertura y su tolerancia a otras
culturas.
La crisis ha traído una profunda reestructuración del sector financiero
español. Esto ha supuesto que muchos banqueros se hayan tenido que buscar la
vida en el exterior. En la City londinense, el mayor centro financiero del
mundo, cada vez hay más españoles en puestos de mando: Antonio Lorenzo y Juan
Colombás ocupan cargos relevantes en Lloyds; Emilio Saracho es vicepresidente
de JP Morgan y Manuel Falcó es el responsable de banca de inversión de Citi
para Europa, África y Oriente Próximo.
“Progresar siempre es el resultado de mucho y buen trabajo, y de las personas
que colaboran contigo”, señala Falcó. “No sé en otros sectores, pero lo que sí
es seguro es que, en el de la banca corporativa y de inversión, España tiene un
gran talento, ya que en los últimos veinte años las compañías españolas han
sido líderes en muchas de sus industrias y han sido capaces de expandir con
éxito su negocio internacionalmente. Esto nos ha ayudado a los banqueros que
hemos trabajado con ellos”, añade.
Otro sector que cada vez exporta más directivos es el de la tecnología.
Bernardo Hernández tenía muy claro desde que era estudiante que quería
desarrollar su carrera en Silicon Valley, “la Roma del siglo XXI”. Hernández
fue el español que más alto llegó en Google y ahora dirige Flickr, el sitio de
almacenamiento de imágenes propiedad de Yahoo. En su opinión, es muy positivo
que los ejecutivos españoles hayan entrado a formar parte del mercado
internacional, ya que gran parte de ese talento volverá a España y enriquecerá
el país.
Los expertos en recursos humanos como Alemany explican que los directivos
españoles siempre han sido unos magníficos gestores en lo que se refiere al
cuidado de la cuenta de resultados, pero tradicionalmente les faltaba capacidad
de innovación y habilidades en el liderazgo de equipos, defectos que, en su
opinión, se han corregido en los últimos años y que son los que ahora destacan
de su gestión los ejecutivos nacionales que trabajan fuera. Testigo de esa
evolución en las capacidades de mando es José López, número tres de Nestlé en
el mundo. Hijo de emigrantes españoles, sabe muy bien la diferencia del perfil
entre los nacionales que llegan ahora a Suiza y los que lo hacían décadas
atrás. “Ahora están más formados, antes eran más disciplinados. Hay muchos
españoles trabajando en altos cargos aquí”, dice, entre otras cosas por su
capacidad de enfrentarse a la complejidad y su apertura al cambio, dos
características muy valoradas actualmente en todo el mundo, mantiene López.
Latinoamérica, por cuestiones culturales, idiomáticas y de presencia
histórica de empresas españolas, ha desempeñado un papel esencial para muchos
directivos a la hora de foguearse para luego dar el salto a nuevos puestos en
otras regiones. Tras demostrar su valía en Latinoamérica, César Cernuda preside
actualmente la división Ásia-Pacífico de Microsoft y tiene a su cargo a 3.000
personas. “Durante muchos años los directivos españoles no se interesaban por
la carrera internacional porque en España se vive muy bien. Pero la
globalización de la economía y el aprendizaje de idiomas ha hecho que muchos nos
volquemos en el desarrollo profesional en el exterior”, indica Cernuda. De
hecho, ya hay compañías, como L’Oréal y, en menor medida, KPMG, donde el
talento español es el tercero más exportado del mundo y de Europa,
respectivamente.
¿Hay rasgos propios de los españoles que los haga más atractivos para
determinados puestos directivos? Los ejecutivos consultados creen que el perfil
ya es homologable al que puedan tener sus colegas anglosajones, alemanes o
franceses, pero reconocen algunas características propias que suponen un valor
añadido. “España es un país que, tradicionalmente, ha generado talento. Como es
obvio las grandes corporaciones internacionales lo saben y lo aprovechan. Nos
hemos ganado el respeto internacional porque combinamos implicación, energía y
pasión. Todo ello, desde un altísimo nivel de eficiencia y rigor profesional”,
señala Luis Álvarez, consejero delegado de British Telecom Global Services.
Álvarez considera “que los directivos españoles combinan dos elementos que son
muy apreciados internacionalmente. Por un lado, somos tan analíticos y
rigurosos como el que más y, por otro, también aportamos cierta dosis de pasión
latina que nos permite tomar ese grado adicional de riesgo”.
Juan Pedro Moreno, director global de banca de Accenture, destaca que los
resultados logrados por las grandes empresas españolas en el exterior suponen
una gran carta de presentación para los directivos nacionales. “Nuestro
compromiso, pasión y creatividad son elementos muy reconocidos en el exterior,
sinónimos de lo español”.
Algo similar opina Juan Antonio de Lomas, que trabaja desde hace 16 años en
L’Oréal y ahora reside en México como responsable para Latinoamérica del área
de gran consumo. “Aquí a los españoles se nos ve como gente seria, cumplidora y
respetuosa. El estereotipo del sol, la siesta y los toros está pasado de moda”,
asegura.
Los ejecutivos españoles en multinacionales poseen una atalaya magnífica
para ver en qué estado se encuentra la economía española. La percepción, aunque
en general habla de un cambio de rumbo a mejor, es dispar. “El Gobierno ha
realizado muchas y difíciles reformas que han empezado a dar sus primeros
resultados. La percepción fuera ha cambiado y los inversores internacionales
vuelven a interesarse por nuestro país. Hay que seguir con las reformas y si lo
hacemos, bien y pronto, estoy convencido de que España puede ser el referente
de la nueva Unión Europea”, asegura Manuel Falcó, de Citi. Esta visión positiva
es compartida por César Cernuda, de Microsoft, para quien los datos macroeconómicos
anuncian mejoría, que la entrada del capital extranjero refrenda. “El
crecimiento llegará en los próximos meses”, confía. Y también por Luis Bach o
José López, quienes creen, no obstante, que aún se necesitan reformas.
Otros directivos son bastante críticos con la situación. Bernardo
Hernández, de Flickr, cree que no solo hay una crisis económica, sino de
sistema. “Echo en falta un proyecto de país. En los cinco años de crisis se ha
puesto de manifiesto que todas las instituciones necesitan unos cambios que no
se han hecho, con lo que la salida de la crisis será mediocre, tímida”,
denuncia. En el caso de Ignacio Abia, de Olympus, se observa una mejora
económica, pero solo a nivel macro. “Lo más preocupante es la corrupción
institucional, de la que parece que todo el mundo se escapa siempre. Si
queremos que España vuelva a ser un sitio para invertir hay que cambiar esto,
porque si no el inversor estadounidense no meterá su dinero en el país”,
advierte.
http://economia.elpais.com/economia/2014/03/14/actualidad/1394827607_628465.html