Sunday, 31 March 2013

GESTIÓN DEL CAMBIO >> Mi cambio personal (2)


Persistencia: Acción y efecto de persistir. Persistir: (Del latín, persistĕre). 1. Mantenerse firme o constante en algo. 2. Durar por largo tiempo.

Perseverancia: Acción y efecto de perseverar. Perseverar: (Del latín, perseverāre). 1. Mantenerse constante en la prosecución de lo comenzado, en una actitud o en una opinión. 2. Durar permanentemente o por largo tiempo.

Recurrencia: Calidad de recurrente. Recurrente: 1. Que recurre. 2. Que vuelve a ocurrir o a aparecer, especialmente después de un intervalo. 3. Dicho de un proceso, que se repite. 

Persistencia, perseverancia, o recurrencia son términos necesarios para comprender cómo conseguir que un cambio de actividad, un cambio de hábitos o una nueva circunstancia puedan ser mantenidos en el tiempo y produzcan unos resultados sostenidos.

Esto es de aplicación a mi propio cambio de actitud del que hablaba en el post anterior. Lo realmente importante no fue la ejecución del cambio, sino su mantenimiento. De nada sirve conseguirlo si no puedes conservarlo. 


Mucha gente comete el error de esperar demasiados resultados, demasiado rápido y demasiado pronto. Cuando no ocurre lo esperado en esos plazos se pierde el empuje inicial y se suele tirar la toalla. Pero no debería ser así. Se puede mantener un estilo de vida saludable sin recurrir a los extremos y sin prisas. Simplemente hay que hacerlo del modo adecuado y esto sería de aplicación no sólo para mejorar la salud, sino para conseguir hábitos duraderos, si eso es lo que realmente pretendemos.

§         Apóyate en los demás: En solitario es todo mucho más complicado. Con apoyo de otros, no lo es tanto. No es necesario contar un equipo detrás, simplemente se trata de contar con las personas adecuadas cerca. Es bueno comunicar tus objetivos a esas personas que te importan y que te servirán de apoyo cuando las cosas se pongan duras. Esto es como contar con un “coach” empresarial, es decir, alguien que te ayude a vencer obstáculos, te empuje anímicamente a seguir adelante y comprenda lo que quieres conseguir. Probablemente el secreto de una vida saludable sea, precisamente, el saber rodearse de las personas adecuadas.

§         No lo quieras todo de golpe; mucho mejor en moderada progresión: Lanzarse a por algo de golpe, queriendo darlo todo desde el primer día y dejando de lado todo lo demás sólo sirve para garantizar el fracaso y empeorar incluso aquello que ya estaba mal originalmente. Unos hábitos de vida saludables requieren tiempo y compromiso duradero, no es cuestión de retirarse a un monasterio o cualquier otro cambio radical. Da igual la edad que tengas, tómate tu tiempo y no tengas prisa. No hace falta correr una maratón en el primer año que empiezas a salir a correr.  Simplemente, sé constante. Consigue un compendio equilibrado de entrenamiento periódico, descanso, aprendizaje sobre hábitos saludables y vive experiencias enriquecedoras cuando tengas la ocasión. Todo ello contribuirá a una vida saludable y equilibrada.

§         Fija metas: Definir metas u objetivos te empujará a conseguirlos y te permitirá medir tus avances. Pero esas metas han de ser realistas; de lo contrario, de nada servirán y te harán tirar la toalla. En inglés existe un acrónimo que define cómo deberían ser las metas para que nos ayuden de verdad, S.M.A.R.T. (specific, measurable, attainable, realistic and timed). Básicamente, viene a decir que las metas han de ser específicas, medibles, alcanzables, realistas y con un horizonte temporal definido.

§         Planifica tus actividades previamente: Para conseguir esas metas “smart” necesitarás una planificación previa. Por ejemplo, se pueden hacer planes semanales o mensuales que definan qué se quiere conseguir y con qué medios podríamos lograrlo. El plan ha de ser realista, esto es fundamental, y debe dejar espacio para otras actividades de relax y descanso que permitan recargar las pilas. Puedes y debes ser flexible, lo importante es seguir avanzando de modo constante.

§         Diviértete: Si hacer ejercicio y comer sano son un fastidio, lo estarás haciendo mal. Es mejor elegir aquellas actividades que sabes que te gustan o pueden gustar, al igual que aquellas comidas o recetas que, compartiendo la filosofía de “comer sano” más te agraden. No hay que sufrir, sino todo lo contrario. Tampoco hay que hacer lo que hacen los demás. Encuentra tu propio camino y disfruta de él.

§         Adáptate a la naturaleza: Sería imposible mantener el mismo tipo de actividades y en su misma intensidad durante todos los meses del año. Eso no funciona. Es mucho mejor adaptarte a los propios ritmos de la  naturaleza y aprovechar lo que las diferentes estaciones o épocas nos brindan, en términos de qué ejercicio podemos hacer (por ejemplo, natación en verano y ski en invierno) y qué tipo de comida degustar (aprovechar los alimentos de temporada). Es un poco lo que hacen los deportistas profesionales o semi profesionales, que planifican sus actividades por “temporadas”, de modo que en diferentes épocas del año hace cosas distintas y con distinta intensidad, pero todo habiendo sido planeado con antelación y respondiendo a un mejor aprovechamiento de los recursos disponibles y de la propia capacidad de cada cual.

§         ¡Nada de dietas, come simplemente sano!: Mi opinión personal es que lo de las dietas casi nunca funciona. Suelen ser remedios ad-hoc y de eso no es de lo que estoy hablando, sino de crear hábitos que puedan durar toda la vida. Muchas dietas limitan los alimentos que debes tomar, o los prohíben, etc.. Pero creo que no se trata de eso, sino de comer sano. Sólo eso. Es mejor cuidarse de comer en cantidades adecuadas, en los momentos adecuados y de todo. Es  interesante incluso leer, buscar información sobre cómo comer mejor, el porqué de tomar unas cosas u otras, etc. Así se es más consciente de lo que se ingiere y de lo bueno, o malo, que nos va a hacer. El objetivo es sentirse bien.

§         El “todo o nada” no es útil: Hay que ser realista; por mucho que se planifique y por mucha voluntad que se tenga, es muy  difícil mantenerse firme y constante, sin altibajos, en un periodo largo de tiempo. Y no pasa nada. Lo importante no es atenerse al plan y agobiarse si alguna vez no se puede. Lo importante es mantener una constancia, permitiendo flexibilidad. No es “todo o nada”, es saber retomar lo que habíamos planificado incluso cuando algo nos lo ha impedido. Constancia y flexibilidad son buenos conceptos.

§         Piensa en positivo, evita la negatividad: Los cambios llevan tiempo y los resultados no se pueden ver de la noche a la mañana. La constancia dará resultados, aunque al principio no los veas. Has de creer en ti mismo como primera premisa y es bueno sustituir cualquier mensaje negativo por su complementario positivo, pero un poco más potente si se puede. El camino siempre tendrá piedras (física y metafóricamente), eso es inevitable; lo que sí puedes evitar es un mal enfoque ante esos obstáculos. La diferencia es, efectivamente, tu propio enfoque y eso lo cambia todo. Hay  un aforismo que dice: “Si nada cambia, pero tú cambias, todo cambia”. Es genial, porque ¡funciona!

Conviene no olvidarse, y vengo hablando de eso todo el tiempo: Roma no se construyó en un día. Es preciso ir paso a paso, pero en la buena dirección. Cada paso que se da te acercará a tu meta. Tú lo sabes y quienes te rodean lo saben también. Ellos también se beneficiarán de tus progresos.

Adoptar un estilo de vida saludable será bueno para ti, para tu trabajo, para tus seres queridos y, por qué no decirlo, para la sociedad en general. Sé realista y constante. El resultado final se traduce en salud y eso es lo más importante. Lo sé por propia experiencia…

;-)

Autor: Raúl Cobos