Felipe González, ex Presidente del Gobierno de España, desarrolló la ponencia “Hacia dónde va el mundo”, en la que expuso su visión sobre las variables estratégicas fundamentales de las que dependerán en los próximos años las hegemonías, relaciones de paz, y que centró en:
- Agroalimentación, referida a las tensiones por la alimentación en una sociedad mundial que crece en número y bienestar, con nuevas necesidades de consumo de muchos millones de personas (China solo es capaz de alimentar con sus tierras al 40% de su población, lo que ofrece una gran oportunidad).
- TIC’s, en las que aunque Europa fue pionera en su desarrollo (Internet nació en el CERN, en Ginebra), perdimos los primeros pasos de su desarrollo a favor de EEUU, pero volvemos a estar bien posicionados.
- Energía, que es la tercera y fundamental variable estratégica, en el origen de numerosos conflictos.
Las grandes revoluciones de la humanidad, decía Felipe González, han estado siempre relacionadas con la comunicación entre personas, y hoy con las TIC’s estamos asistiendo a la mayor de todas ellas. Es una revolución que está afectando a la comunicación, pero también a las transacciones, a los procesos empresariales, a las formas de relación, a la globalización y, aunque lógicamente crea incertidumbre, es bueno que aceptemos que así son las cosas y lo serán en el futuro.
Vivimos una revolución que está cambiando las reglas en todo el mundo. La paradoja es que los que en los últimos 25 años han ganado las dos grandes batallas (países que denominamos desarrollados), están quedándose atrás en los resultados de esta convergencia social, económica y digital, están perdiendo el poder asociado a la globalización:
- la batalla entre los sistemas: capitalista ( democracia, mercado) frente a comunista (intervencionismo).
- la revolución tecnológica, que es una realidad por el impulso fundamental del Occidente desarrollado.
Lejos de ser, decía Felipe González, como algunos siguen considerando, únicamente la fábrica del mundo, China produce más ingenieros que el resto del planeta para convertirse progresivamente en una gran potencia tecnológica, industrial, demográfica y económica (es el primer acreedor mundial).
Los perdedores del movimiento de la globalización son, pues, los que la inventaron. Los países emergentes se están beneficiando más de este nuevo paradigma mundial que los países occidentales (inicialmente más desarrollados).
Para recuperar competitividad en esta economía global, EEUU está
usando dos palancas:
- Abaratar el coste de la energía
- Innovación sobre las tecnologías de la información, como elemento transversal para todos los sectores.
- Abaratar el coste de la energía
- Innovación sobre las tecnologías de la información, como elemento transversal para todos los sectores.
En cuanto a la situación europea, el ex presidente del gobierno no mostraba especial optimismo (“Europa se está retrasando en casi todo, cuando estuvo en vanguardia en casi todo”), mostrándose especialmente crítico en lo que denominaba “la trampa demográfica europea” para identificar el envejecimiento progresivo de la población y la consiguiente inversión de la pirámide poblacional, lo que exigirá contar con población inmigrante -que ahora está saliendo de nuestro país por no tener oportunidades laborales- para mantener un estado de bienestar que en otras condiciones puede entrar en serias dificultades.
Tenemos que ampliar la vida activa de las personas, decía, a la vez que damos más oportunidades a parados de larga duración y a los jóvenes, y esto solo se puede hacer ligando los salarios a la productividad por hora trabajada (no devaluando los costes salariales, como se está haciendo en muchos países europeos).
No podemos competir con los países emergentes por costes laborales por unidad de producto. Tenemos que hacerlo por productividad, calidad, innovación, implicación, … Tenemos que entrar en la dinámica de mejora de la productividad por el numerados y no por la devaluación interna de los costes laborales, que si no se corrige pude resultar en un sacrificio inútil porque no recuperará el consumo interno.
Y si continuamos con la dinámica actual, ¿hacia dónde va el mundo?, se preguntaba Felipe González: En los próximos 10 años, el PIB mundial dependerá de unos pocos países emergentes en los que estarán las mayores oportunidades (China será responsable del 40%, o India de un 15%) mientras EEUU aportará en torno al 15%, similar a Europa, mientras que hace 10 años entre EEUU, Europa, Canadá y Japón suponían el 75%, que ahora se ha invertido.
“El mundo cambió, decía el ex Presidente: cambiemos”.