Primera conclusión: Los inversores extranjeros, partiendo de unos
determinados niveles mínimos de confianza en el país, en los que España ya
comienza a posicionarse, buscan en las empresas básicamente sentido común en la
propuesta de generación de valor, y no un nuevo Silicon Valley (el consejero
delegado de una compañía, decía Thomas, transmite más que el balance de la
empresa).
En las decisiones de inversión cuentan mucho los directivos de la empresa en la que se va a invertir: deben ser personas capacitadas, transparentes, comprometidas con la empresa y con el equipo, con visión de futuro y éticas.
Y ,específicamente sobre España, opinaban que sin duda
sobreviviremos a esta tormenta pero el proceso de recuperación –salvo en Madrid
y Barcelona fundamentalmente- será lento; el capital extranjero –que ya empieza
a llegar-, será más abundante cuando se extienda la opinión de que la
rentabilidad de invertir en unos activos determinados, es mayor que el riesgo
asociados en esos activos, y aunque esa confianza no es aún generalizada para
nuestro país, ya comienzan algunos inversores relevantes a tomas posiciones en
nuestras primeras empresas (es necesario estabilizar los precios de los
activos, porque solo a partir de entonces estaremos en condiciones de
transmitir seguridad a esos posibles inversores.
Tras esta mesa se procedió a la clausura del congreso con la participación del Presidente de CEDE, el presidente de la Asociación de Directivos de Andalucía, Ceuta y Melilla, el Presidente de la Diputación Provincial de Málaga, el Consejero de Economía, Innovación, Ciencia y empleo de la Junta de Andalucía; y el alcalde de Málaga.