Thursday 14 July 2011

Small Wins and Feeling Good


When you have a daunting mountain to climb, it is often best to break it into molehills. In his classic paper, "Small Wins," University of Michigan psychologist Karl Weick argued that large social problems are best broken down into smaller ones with concrete achievable goals. Social problems as enormous as, say, unemployment, can be so overwhelming that solutions seem unattainable; therefore, people often avoid tackling them or come up with single, grand programs that fail. Breaking such problems down into a series of more modest steps, all on the path to the ultimate goal, reduces fear, clarifies direction, and increases the probability of early successful outcomes - boosting support for further action.
The power of small wins applies just as well to problems in business. Our recent research discovered how critical it is for teams and individuals working on complex problems to achieve small wins regularly. Because setbacks are so common in truly important problems, people become disheartened unless they can point to some meaningful advance most days, even if that advance is seemingly minor, and even if it involves nothing more than extracting insights from the day's failures. This strategy propels long-term goal achievement. In his terrific book, Good Boss, Bad Boss (alsohere), Stanford University professor Bob Sutton argues that "big, hairy, audacious, goals" are not only daunting, but they are usually too obvious and too broad to provide useful guidance for day-to-day work. Similarly, author Peter Sims emphasizes the importance of incremental goal-setting inLittle Bets.

A surprising angle on all this: To maintain emotional health, each of us needs small wins in our personal lives, too. In his book Feeling GoodDr. David Burns discusses how important it is to keep track of, reflect on, and celebrate not just our major achievements, but also our seemingly minor ones. In the extreme, attention to small wins can help people lift themselves out of depression; this is one of the tenets of cognitive behavioral therapy. An example: People suffering from depression can find it difficult to maintain an exercise program, even though any kind of physical activity can reduce depressive symptoms. So, a goal like working out at the gym for an hour each day can seem unthinkable, and that work-out never happens. As Burns writes "You may assume you must do everything at once instead of breaking each job down into small, discrete, manageable units which you can complete one step at a time." This means that it's much more effective to start with a modest goal like simply taking a walk around the block. By keeping track of success in meeting such a goal, and celebrating it, depressed people can begin to build their goals and start enjoying more, larger, successes.
Small wins in personal life can keep all of us feeling good. A number of studies have found that major life events seldom have lasting effects on subjective well-being. For instance, winning the lottery does not usually make people happy over the long run. But, as Sloan School of Management Professor Daniel Mochon and his colleagues found, regular minor boosts from ordinary activities can have a cumulative and lasting effect. They found, for example, that people who regularly attended religious services felt happier after doing so, and that those boosts built up over time. The more frequently people attended services, the happier they were. Results were similar for regular exercise and yoga practice.
With all the pressures and distractions in our lives, it is all too easy to have our smaller achievements go unnoticed, even by ourselves. Think back on the past few days. Did you achieve any successes that did not make it onto your radar screen? Take a moment now and congratulate yourself. And if you wish, share some with us so that we can celebrate with you.
Teresa Amabile is Edsel Bryant Ford Professor of Business Administration at Harvard Business School. She researches what makes people creative, productive, happy, and motivated at work. Steven Kramer is a psychologist and independent researcher. They are the authors of the article "The Power of Small Wins" (Harvard Business Review, May 2011) and the forthcoming book The Progress Principle.

By Harvard Business Review

Sunday 10 July 2011

RENOVABLES. Fotowatio se ha convertido en uno de los grupos fotovoltaicos líderes en el mundo en solo cinco años.

El País 10/07/2011


No es solo la Roja la que gana por goleada en el mundo. El 20 de junio, la española FRV Fotowatio Renewable Ventures (FRV) logró un éxito con el que posiblemente ni soñaban sus directivos; hacerse con un contrato de construcción y gestión de un parque fotovoltaico de 150 megavatios (Mw) en Australia, al que concurrían nada menos que 50 consorcios de todo el mundo. Un concurso muy singular, ya que, según recuerda Rafael Benjumea, presidente de la empresa, "fue uno de los mayores del mundo y el primero del país al que acudieron empresas internacionales, las más grandes del sector".

En FRW, que presume de ser "el primer operador mundial de parques fotovoltaicos", esperan que el triunfo en Australia acelere su ya fuerte impulso de crecimiento en el mundo (es una de las tres del sector que más crecen). Fundada en 2006, la empresa tiene ya cerca de 241 Mw en explotación en España, Italia y EE UU, de los que la mayor parte (141 Mw) aún están en España: una situación que cambiará en los próximos años, ya que de los 1.500 Mw que FRV tiene en fase de desarrollo, la casi totalidad están fuera de España, básicamente en EE UU, el mercado objetivo más importante para la empresa.
Ese país está viviendo un boom imparable en la fotovoltaica, especialmente en los Estados del suroeste, desde California hasta Tejas, que es donde están la mayor parte de los parques en explotación o desarrollo de FRV. "Aparte de que este año vamos a construir 60 Mw", explica Benjumea, "entre 2012 y 2015 construiremos varios centenares más". El Ejecutivo explica que la fuerte progresión del sector en EE UU se explica por la regulación aprobada en 2008, vigente hasta 2016, lo que proporciona un marco estable para invertir. "Algunos Estados como California", dice, "obligan a las eléctricas a comprar esta energía y dan ayudas a la inversión correspondientes al 30% del monto total". En otros, como Tejas, aún no hay apoyo, pero algunas eléctricas quieren fomentar las renovables. Es el caso de Austin Energy, dispuesta a pagar un poco para tener electricidad de origen fotovoltaica.

Aun cuando reconoce que el sector en España está muy parado debido a las normas restrictivas adoptadas por el Gobierno en los últimos dos años, Benjumea subraya que la salida al exterior no fue una respuesta a esas dificultades, sino producto de una vocación de salir al extranjero para crecer. "Creamos la empresa en 2006", explica, "siguiendo la invitación regulatoria del Gobierno, con un proyecto pionero, el de La Magascona, en Trujillo (23 Mw), pero enseguida, cuando las renovables aún iban bien en España, nos decantamos por salir al extranjero, en vista de que se estaban aprobando regulaciones favorables en EE UU o en Italia". En 2008, FRV ya estaba operativa en Italia, y al año siguiente entraba en EE UU con la compra de una compañía local.
Al margen de estos dos países, FRV aprovechará el contrato australiano para ampliar su presencia en el mundo. "Hemos identificado algunos mercados con mucho interés como Suráfrica, India y Medio Oriente, donde se va a empezar a sacar concursos". Benjumea no tiene la menor duda de que la fotovoltaica se va a multiplicar en los próximos años. Esto porque, según explica, el coste de las instalaciones se ha abaratado mucho, lo que le permite al sector competir cada vez más con la tarifa. "Si bien los precios del pool están entre los 60 y los 70 Mw/hora y los nuestros aún en los 130 Mw/hora, esperamos que el diferencial se cierre dentro de unos años".

Ante esas perspectivas, la empresa, que facturó ya casi 100 millones de euros en 2010, cuenta con doblar o triplicar su facturación en los próximos tres o cuatro años. Entre 2012 y 2015 entrarán en funcionamiento la mayor parte de los 1.500 Mw en desarrollo, lo que significará multiplicar por siete su actual capacidad instalada.
¿Cuáles han sido las palancas utilizadas por FRV en los mercados internacionales? Una de ellas, su estructura integrada, que le permite asegurar un proceso eficiente desde el desarrollo hasta la operación de la planta, de modo que sus clientes -en general, las eléctricas- puedan confiar en que en todo se procede con normalidad y al menor costo posible. Al contrario de otras empresas del sector, que cubren una o dos fases del proceso, FRV se encarga de todas sus fases. "Desarrollamos, construimos directamente o contratando a terceros y controlando la construcción, financiamos y operamos los parques desde una perspectiva de largo plazo. Nos consideramos una empresa industrial que está en el negocio de venta de kilovatios/hora". La empresa cuenta con una plantilla de 100 profesionales estructurada por áreas que replica en todos los países donde está presente, EE UU, Italia y, ahora, Australia. "Tenemos equipos de desarrollo, de nuevos proyectos, de gestión y contratación de la construcción, de mantenimiento de los parques y de structured finance".
Además, FRV tiende a acompañarse en sus proyectos de socios que le ayuden a reducir la inversión y aporten su especialización. En el consorcio australiano, liderado por la española, participan BP Solar (que construirá el proyecto) y Pacific Hydro. Otra de sus ventajas es la capacidad de generar financiación para los proyectos. "Cada una de las operaciones las financiamos a través de un pool de bancos, entre los que hay entidades españolas, que han ido con nosotros en Italia o EE UU", explica Benjumea.
No es casual que dos de los tres fundadores de FRV trabajaran en el ámbito financiero. Sus habilidades a la hora de abordar el aspecto financiero, crítico en cualquier empresa, están fuera de cuestión. Lo demuestra el modo como lograron financiar el despegue de FRV en el momento de su creación, en 2006. Antes de fundar FRV, Rafael Benjumea trabajaba en el departamento de Corporate Finance de Banesto, y su hermano José, en el de Proyect Finance del Santander. Un primo suyo, Borja Guinea Benjumea, trabajaba a su vez como especialista en temas energéticos en un despacho de abogados.
Para iniciar la actividad de la empresa en 2006, los tres necesitaban 180 millones de euros, que era el coste del proyecto La Magascona. "Fuimos a ver a los bancos", dice, "y conseguimos el 90% de la inversión mediante un crédito apoyado por Dexia y el Santander". El otro 10% lo puso la empresa, en la que dieron participación a tres socios: Qualitas Venture Capital, EFS Solar Saín /GE y Landon (familia Gallardo). Parece fácil. -

REPORTAJE: 

Empresas & sectores. 

Fernando Barciela

El País